La UNSL comprobó niveles de contaminación “graves” en el arroyo Estancia Grande
El impacto ambiental que genera un feedlot instalado cerca de la cuenca, alarmó a los vecinos. Restos óseos de animales, jeringas, excremento y agentes patógenos, son algunos de los peligros que atentan la calidad de vida.
Un equipo de especialistas del Grupo de Estudios Ambientales del Conicet, concretaban tareas de campo en la zona de Durazno Alto y Estancia Grande, con el fin de indagar sobre el desarrollo de nuevas tecnologías que ayuden a solucionar las problemáticas del área; pero su línea de observaciones se vio sorprendida por otro hallazgo: la contaminación del agua.
La investigación impulsada por la Agencia Internacional de Energía Atómica, organismo de Naciones Unidas, analiza ahora el estado de 20 cuencas alrededor de Latinoamérica. Estancia Grande es una de ellas.
Los procedimientos que emprendieron para sus búsquedas científicas, no tenían relación con aspectos relativos al feedlot (sistema de producción de carne) que se encuentra en Durazno Alto, sino que procuraba recabar muestras del suelo y sedimentos, para enviarlos a laboratorios internacionales. Sin embargo el trabajo fue atravesado por el estado del arroyo.
Contaminación del agua
El físico Hugo Velasco, quien dirige la investigación, detalló en diálogo con este medio cómo fue que la comunidad universitaria se acercó al conflicto.
Mientras los investigadores desarrollaban sus tareas de campo, un grupo de vecinos se arrimó al equipo pidiendo ayuda “para encontrar soluciones”, a los inconvenientes que vivenciaron en primera persona.
La queja hacía hincapié en las condiciones del arroyo, el olor, el color, los restos óseos de animales, cueros, excremento y jeringas. “Una cuestión realmente preocupante, que más allá de los resultados científicos, está determinada por el contexto visual”, aseguró el doctor.
La problemática denunciada emanó algunos caminos posibles: la iniciación de un proceso jurídico o la factibilidad de emprender una investigación, cuyos resultados fueran expuestos sobre la mesa de debate.
“Yo fui testigo de una situación, mero testigo y no puedo callar. Es una cuestión de responsabilidad personal e institucional”, aseveró el especialista.
“¿Qué le digo a esa persona con lágrimas en los ojos? ¿tiene que callar la UNSL? No. Tiene que dar visibilidad, y los que saben, una solución”, puntualizó de modo retórico.
Fue así que emprendieron la búsqueda de las primeras respuestas al conflicto. Para ello solicitaron la colaboración de otras disciplinas que integran el ámbito universitario, para que aportaran datos específicos.
Qué indica el informe
Un vecino los invitó a un sitio, que sólo es accesible a través de su campo. Allí tomaron dimensión del drama: moscas, olor nauseabundo, cambio en la flora, incluso, implicancias en “las pocas vacas que tenía”, ya que “por haber transitado el arroyo, se quedaron sin pezuñas”.
Los estudios ambientales suelen hacerse durante tiempos prolongados, dados los factores que pueden influir en los resultados, asimismo, los análisis bacteriológicos que concretaron en las muestras extraídas de la zona, arrojaron “resultados alarmantes”.
Se estudiaron tres sectores del arroyo. La parte más elevada y cercana al feedlot, un sector intermedio y el punto de unión entre las aguas de mayor y menor contaminación.
Demostraron que en el sector del arroyo, las condiciones ambientales “están enmarcadas en los parámetros normales, establecidos por lineamientos internacionales”.
Por su parte, los resultados de la zona cercana a la explotación ganadera, “fueron ligeramente elevados”.
La tercera muestra, tomada en donde confluyen las dos aguas, “arrojaron valores muy elevados, unas 100 veces más que el límite permitido”.
“En el área se visualizó una producción de gases, posiblemente como resultado de putrefacción en el fondo del agua”, explicaron los especialistas.
“Sería muy recomendable establecer un plan de muestreo para saber si las condiciones varían por diversos motivos, o si es permanente, lo cual emanaría riesgos para animales y personas”, sugirieron.
La visualización del problema
Velasco eligió al equipo del canal de la universidad porque conocía su modo de trabajo, y entendía necesario dar a conocer un hecho de implicancia pública.
“Al aporte audiovisual, queríamos darle una dimensión medible, que no fuera mera cuestión de sentidos, sino tomar los aportes de la microbiología, los protocolos, muestras, para poder pensar en soluciones”, explicó.
Las posibilidades de revertir los hechos
Según consignó el físico de la UNSL, “no es la primera vez que tenemos en el mundo, problemas de este tipo”. La erosión del suelo es un detalle natural que surge por lógicas relativas a la gravedad.
“Es común que se transforme el suelo, lo que escapa a los marcos de la normalidad, son las contribuciones del ser humano que aceleran los procesos naturales a pasos agigantados”, describió.
“Lamentablemente la imagen nostálgica de arroyos donde nos bañábamos y pasábamos tardes en familia, no se pueden retornar; pero sí se pueden mantener los niveles de contaminación para que sean acordes a la calidad de vida”, puntualizó.
También indicó que es fundamental entender que “no se busca el cierre de los establecimientos productivos”, sino “encaminar una indagación para establecer el equilibro, para promover el desarrollo sustentable”, añadió.
Velasco enunció un detalle esperanzador: otros países vivieron lo mismo y pudieron revertir la situación con alternativas superadoras.
“No tenemos que impedir el desarrollo porque tiene que ver con nuestro progreso, genera trabajo, riqueza, alimentos; pero debemos poseer condiciones para ese desarrollo”, sostuvo el intelectual del campo físico.
Ahora resta que los organismos, autoridades gubernamentales y legislativas, se hagan eco de la situación para encausar un camino de mejoras y prevención.
“Necesitamos que nos digan que el feedlot es saludable, pero tendrán que explicarlo bien porque en función de lo que provoca, no nos van a convencer”, concluyó.